



Un jardín construido en una nave, transportado y montado en lo alto de un edificio.
Al pensar en el paisajismo y la arquitectura a la vez, sacamos mucho más partido a cada metro cuadrado, además de reducir tiempo de ejecución y costes.

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Aunque contábamos con un refuerzo arquitectónico, nos propusimos conseguir una vegetación exuberante con una mínima carga, repartida estratégicamente según criterios estructurales.
El resultado fue una construcción a dos niveles. Al entrar en la vivienda te recibe un pequeño patio acristalado con un estanque y una escultura. Todo ello forma una composición de cielo, agua y vegetación que insinúa el jardín que te espera en la cubierta.
El jardín está protagonizado por tres olivos centenarios y cipreses que delimitan la zona de estar, además del huerto comunitario. La vegetación perimetral funciona como barrera visual natural.
La instalación supuso una jornada de gran complejidad técnica y muy espectacular, con un permiso a la ciudad para suspender el tráfico y montar una grúa con un brazo enorme para subir la vegetación y las tierras, coincidiendo con un clima de lluvias.
“Habéis sido capaces de crear un oasis en medio del eje comercial más importante de Barcelona.”